Un trocito de mí: Apañándomelas en Australia

Cambiar de país siempre conlleva cambiar de hábitos. En realidad, es lo que buscaba, pero sé que echaré en falta ciertas cosas. En esta entrada explicaré cómo me las voy apañando por aquí... ALIMENTACIÓN En primer lugar, tenía que solucionar la cuestión de la comida. Frank ya me comentó que no se podía entrar comida al país, llevan muchisimo control. Sinceramente, no sé qué daño les hubiese hecho que entrara una botellita de aceite de oliva, pero en fin... Mi mayor temor era pasar dos meses sin aceite de oliva y sin jamón serrano, como ya me pasó en Irlanda. Además no sabía qué tipo de carne, companaje, frutas y verduras encontraría. El domingo 4 de julio, el primer día que amanecí en Brisbane, fui con Mari a comprar al supermercado. La compra no ha ido mal, he encontrado bastantes cosas que no esperaba encontrar o que pensaba que serían carísismas: aceite de oliva (extra y todo), jamón serrano (proscciuto italiano, pero sirve), leche condensada con café para hacer bombones :P, lentejas... En fin, de casi todo.

Productos "españoles" en Australia (por lo menos lo intentan)

Lo mejor es que la fruta y la verdura está muy buena. no he probado mucho de momento, pero las manzanas están riquísimas, así que me doy por satisfecha. ¿Algún problema? Sí, claro. Cuando iba a ponerme en la cola, le pregunto o Mari: -¿Dónde está el pescado? - ¿Pescado? No hay - ¿¡No hay!? Nos acercamos a la sección de carnes, donde se suponía que estaría el pescado de haber algo. Lo único que vi fue salmón (justo uno de los pescados que menos como) y calamar cortado de una forma un poco rara, parecían gusanos :S Así que agacho la cabeza y me voy. Por la tarde me acerco de nuevo al supermercado mientras hacía tiempo, y así de paso compraba productos de limpieza, ya que mi compañera parece no haberse preocupado por la cuestión. Cuando me iba, paso por la sección congelados, se me enciende una bombillita y... ¡ajá! ¡Pescado! (Congelado y empanado, pero pescado al fin y al cabo). Si mañana voy a la "city" probaré suerte de nuevo, además de buscar un adaptador para el enchufe, de momento me apaño con el que me dio Frank, pero me falta otro como poco. Así que, en resumidas cuentas, tengo aceite de oliva, jamón, frutas y verduras y pescado... soy feliz!

LIMPIEZA

Como ya he comentado, al día siguiente de llegar a Brisbane fui al supermercado y me hice con lo necesario. El problema en sí no fue encontrar los productos, sino apañármelas con los "utensilios de limpieza" facilitados por el centro:

* En lugar de escoba, cepillo; por lo tanto, hay que barrer agachada. Esto viene genial para el dolor de espalda.

* El cubo no tiene nada para escurrir la fregona. La fregona en sí lleva un "algo" de plástico que la escurre, pero también hay que agacharse para ello.

Esto me hace pensar que los australianos odian las vértebras en general y se han propuesto acabar con las de todo el mundo. He aquí algunos ejemplos de cómo "manejo la situación" a la hora de limpiar:

Paradójicamente, con quien mejor me entiendo es con mi eterna rival: la plancha. Es lo único normal que hay. Se me da igual de mal que en España, pero por lo menos el funcionamiento es el mismo: enchufar, esperar a que se caliente y empezar a quitar arrugas por un lado mientras las marcas por el otro. Es sencillo.

DORMIR Los que me conocéis bien ya sabéis la importancia que tiene el dormir para mí, jijiji. Y aunque suene a broma, era importante saber qué tipo de colchón y almohada iba a encontrarme, más que nada, por las cervicales, ¡hay almohadas que me las destrozan! La primera mañana que desperté en Brisbane tenía un dolor de cuello horrible (de hecho, me desperté por el dolor de cuello) y en seguida le eché la culpa a la almohada. Después de varias noches deduzco que no tiene nada que ver, ya que no me ha vuelto a doler y duermo a pierna suelta, como siempre hago. Además, la cama está mirando al balcón, así que lo primero que veo cuando me levanto es el río, mejor imposible!